Relatos del difunto Iván Petróvich Belkin by Aleksandr S. Pushkin

Relatos del difunto Iván Petróvich Belkin by Aleksandr S. Pushkin

autor:Aleksandr S. Pushkin [Pushkin, Aleksandr S.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Relato, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 1831-01-01T00:00:00+00:00


EL MAESTRO DE POSTAS

Del más bajo escalafón,

dictador en la estación…

PRÍNCIPE VIAZEMSKI[29]

¿QUIÉN NO ha maldecido a los maestros de postas, quién no los ha cubierto de insultos? ¿Quién, en un arranque de cólera, no les ha exigido el fatídico libro para añadir su inútil queja por las vejaciones, las groserías y los desafueros? ¿Quién no los tacha de monstruos del género humano, parejos a los picapleitos de antaño o, por lo menos, a los salteadores de caminos?

Y, no obstante, seamos justos, intentemos ponernos en su lugar y, tal vez, los lleguemos a juzgar de modo más indulgente. ¿Qué es un maestro de postas? Un auténtico mártir de la decimocuarta categoría[30], a quien su título protege sólo de los golpes, aunque no siempre (y para ello me remito a la conciencia de mis lectores). ¿Cuál es el cometido de este «dictador», como lo llama burlón el príncipe Viázemski? ¿No es una verdadera condena a galeras?

El maestro de postas no conoce el descanso ni de día ni de noche. Sobre él descarga el pasajero todos los disgustos acumulados durante el aburrido viaje. El tiempo es insoportable; el camino, infernal; el cochero, un testarudo; los caballos no avanzan… ¡En cambio, la culpa es del maestro de postas!

Al entrar en su pobre morada, el hombre de paso lo mira como a un enemigo. Y aún suerte si el maestro de postas logra deshacerse pronto del huésped indeseado, pero ¿y si sucede que no hay caballos?… ¡Dios santo! ¡Cuántos insultos, cuántas amenazas lloverán sobre su cabeza!

En los días de lluvia y de barro, se ve obligado a ir a las cuadras, y durante las tormentas, en los días helados de enero, se recoge en el zaguán durante un minuto sólo para descansar de los gritos y los empujones del irritado viajero.

Llega un general y el tembloroso maestro de postas le entrega las dos últimas troicas, incluida la del correo. Y el general parte sin dar ni las gracias. Al cabo de cinco minutos, ¡los cascabeles!… ¡Y un correo oficial arroja sobre la mesa su hoja de ruta!…

Hagámonos cargo de todo esto y, en lugar de indignación, nuestra alma se llenará de sincera condolencia. Unas palabras más: a lo largo de veinte años he atravesado Rusia en todas direcciones, he recorrido casi todas las rutas de posta, he conocido varias generaciones de cocheros, raro es el maestro de postas que no haya visto en persona y pocos son con los que no he tratado. En un futuro no lejano espero publicar el curioso bagaje de mis observaciones viajeras, pero, por el momento, me limitaré a decir que la opinión pública tiene del gremio de los maestros de postas una idea engañosa. Estos hombres tan calumniados son por lo común seres pacíficos, serviciales por naturaleza, inclinados a la buena convivencia, modestos en los honores a que aspiran y no demasiado codiciosos. De su conversación (que en vano desdeñan los señores viajeros) se pueden extraer muchas historias curiosas e instructivas. Y por lo que a mí se refiere, prefiero su charla a los discursos de algún funcionario de sexta clase en viaje de servicio[31].



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.